Los tallistas van teniendo a su disposición gubias rectas y curvas con formas cada vez más complejas llegando a disponer en su banco de trabajo de más de cien modelos diferentes de estas herramientas lo cual les capacitó para llevar a cabo verdaderas obras de arte en mobiliario.
Espejo Carlos III. Talla de rocallas, tornapuntas, hojas y flores. |
Para ejecutar estas obras que parecen estar suspendidas en el aire o trepar airosamente por los contornos consiguiendo relieves, volutas y racimos nunca antes vistos. La obra ha de ser diseñada cuidadosamente con un plan de ejecución por secciones que van tallándose por separado para ser ensambladas después unas a otras según el plano del diseño, encolándolas e insertando en las tallas de mayor volúmen unos pernos o clavos, habitualmente hechos de madera, para conseguir mayor sujeción.
Podemos hacer una dostinción entre los objetos que van a ser posteriormente dorados y los que van a exhibir la madera mostrando sus vetas y textura natural. En el primer caso el tallista puede permitirse realizar diseños con gran profusión de volumetría ya que está utilizando las llamadas "maderas blandas" como el tilo y el aliso, entre otras, o semiduras, que facilitan la realización de estos diseños. Para el mobiliario que no va a ser dorado se sigue utilizando el nogal y prolifera el uso del ébano o la caoba procedente de las colonias de ultramar para realizar tallas y molduras en los muebles.
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